domingo, 12 de octubre de 2014

Pensar México después de Iguala y los 43 estudiantes Ayotzinapa

Pensar México después de Iguala y los 43 estudiantes Ayotzinapa

Uno de los problemas fundamentales a los que asistimos en México y en Guerrero fundamentalmente es el excesivo peso que le hemos otorgado al sistema político. El diseño político en el país azteca se ha enfocado de sobremanera en el diseño de las instituciones y ha dejado de lado la formación y la construcción de ciudadanía. Se ha intentado construir un orden político basado en la elaboración e instalación de reglas, normas y procedimientos sin considerar el contexto social y la cultura política. Se ha preferido la norma y no la agencia. El estado nacional ha quedado desprovisto de lo nacional y los discursos y mega relatos históricos que antes nos permitían imaginarnos como una comunidad política se han desgastado, quebrado y en el mejor de los casos dejados de lado. ¿Qué significa ser mexicano o mexicana hoy en día? ¿Qué nos identificaba antes como nación y qué nos identifica ahora? ¿Cuándo se agotó la legitimidad que antes le daba algún sustento al sistema político?
Lo que tenemos claro después de la masacre de Iguala es que la vida de cierto tipo de ciudadanos y ciudadanas no vale mucho para los miembros de las élites políticas de ciertas entidades federales como Guerrero, Tamaulipas y Michoacán. El caso de Igual está destapando una verdadera hecatombe humanitaria, ya se han encontrado 9 fosas llenas de cadáveres y lo primero que se le ocurre al Gobernador del Estado de Guerrero es decir: “Algunos de los 28 cuerpos exhumados el pasado fin de semana no corresponden a los 43 estudiantes desaparecidos”. ¡Es decir, hay más de 43 muertos y eso es una buena noticia! Peregrina afirmación del Gobernador de Guerrero. La verdad, calladito se vería más bonito. En fin. Otra fina expresión humanitaria de la clase política.
Otro punto que nos debería ya preocupar es lo siguiente. El nivel de involucramiento entre el crimen organizado y los municipios. Es casi una condición de correspondencia que el crimen organizado detente el control de las policías municipales en la mayor parte de los municipios guerrerenses, así logran organizar el cobro de derecho piso, las extorsiones y los secuestros, usan las instituciones estatales para beneficio propio y de paso logran el control político de los territorios y poblaciones municipales. Los casos de Iguala y Michoacán son aleccionadores, ¿quehacer para romper este binomio de violencia, criminalidad e impunidad?

Una primera medida tendría que ver con desaparecer a todas las policías municipales de Guerrero y construir una nueva policía estatal con elementos provenientes de otras entidades y profesionalizada. Otra segunda medida importante sería establecer una base de datos que federal para detectar los antecedentes de cada posible candidato o candidata a un cargo de elección popular. Un tercer elemento es acabar con el monopolio que tienen los partidos políticos a los cargos de elección popular, ampliar las candidaturas independientes y darle oxígeno ético al sistema político. Finalmente sería importante subir los impuestos a los sectores más ricos de México y generar nuevos mecanismos de redistribución del ingreso. Poner el estado al servicio de la sociedad y la ciudadanía y no que siga sirviendo a una minoritaria clase política profundamente deslegitimada y cuestionada. ¡Los muertos de Ayotzinapa, los niños de ABC y los miles de muertos de Calderón merecen eso y más!

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